Consejos para cachorros inquietos

¿Sabes por qué el perro es una fuente de alegrias y tristezas? Porque su amor es tan puro que duele verlo sufrir, o en su caso, alegrarnos cuando lo vemos tan feliz. Por eso debemos aprovechar su corta edad para transmitirle las normas básicas de comportamiento y evitar que se produzcan accidentes no deseados; si no, nuestro amigo creerá que todo lo que realiza es correcto porque nunca ha sido regañado por hacerlo.

 

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7 alimentos que lo matarían

Anteriormente ya hemos hablado acerca de aquellas cosas que no deberiamos darle a tu perro. Hoy comunicaré 7 alimentos específicos que no deberiamos darle.

1. Chocolate

El chocolate contiene teobromina, un alcaloide que es químicamente similar a la cafeína. El análogo químicamente puro de la teobromina se utiliza en medicina como diurético y estimulante del corazón.Los perros metabolizan más lentamente teobromina y se pueden enfermar y morir por comer demasiado chocolate. ¿Cuánto es demasiado? Depende del tipo de chocolate: chocolate para fundir tiene 10 veces más teobromina que el chocolate con leche y miles de veces más que el chocolate blanco. Lo mejor es evitar que consuma chocolate en general: les provoca vómitos, diarreas, hiperactividad hasta llegar al paro cardíaco, infartos y muerte. Puede tardar horas e incluso días en manifestar los síntomas.

2. Ajo

Aunque parece que los animales pueden digerir pequeñas cantidades de ajo en polvo, cantidades más grandes pueden provocar anemia y causar problemas gastrointestinales. En el caso del ajo, el culpable es el tiosulfato, que es difícil procesar para los perros y los gatos y daña los glóbulos rojos de la sangre.

3. Cebolla

Los niveles de tiosulfato que se encuentran en las cebollas es tan alto que se convierte en un alimento aún más peligroso que el ajo: en pequeñas cantidades puede dañar y matar rápidamente perros, gatos y otros animales domésticos.

4. Aguacate

Contiene una sustancia llamada Persin, que es extremadamente tóxico para los animales. No es sólo la carne comestible del aguacate es peligrosa, sino toda la planta de aguacate: la semilla, corteza y hojas.

5. Huesos

A pesar de que en los dibujos animados los huesos siempre acompañan a los perros, los huesos pueden causar estragos en el sistema digestivo del animal. Rotura de los dientes, lesiones en la boca, huesos pegados en el estómago, hemorragias graves del recto… la FDA ofrece hasta 10 razones por las cuales es peligroso recompensar a nuestro perro con un hueso.

6. Cerveza

Los perros tienen un cuerpo mucho más pequeño y un metabolismo más rápido que el nuestro, así que no procesan correctamente el alcohol. En pequeñas dosis no es letal, pero haremos que el perro se ponga nervioso y pueda atacar o incluso herirse a sí mismo. Otra cosa es la levadura de cerveza en polvo: constituye un gran aporte de vitamina B que es bueno para el brillo del pelo, para el cerebro , etc.

7. Leche

La mayoría de los perros son intolerantes a la lactosa. Si toman leche, desarrollarán diarrea. No tienen enzimas necesarias para disolver el azúcar en la leche provocando vómitos, diarreas y otras molestias gastrointestinales. Si ves que a tu perro le gusta, dale sólo leche sin lactosa, rebajada en bastante agua

Vía: Periodico24

y Mother Mature Network

La importancía de una placa de identificación (Parte 2)

Hace unas semanas se publicó una entrada sobre la importancia de las placas de identificación para perros, y para dicho motivo publicamos una historia acerca de nuestro amigo Tobby.

Les comento que serán tres historias distintas, ya se publicó una, y ahora presentaré la segunda.

Por favor, reflexionen cuando compren un perro, éste no es un juguete y como tal merece un trato completamente distinto. Un perro o un gato se convierte en un miembro más de la familia.

Historia Alternativa 2:


T
obby sabía que era la hora de salir, ladraba de felicidad e incluso saltaba sobre las piernas de su amo, a quien le agradecía largos periodos de estancia con él. Marco, con una sonrisa en el rostro, le repetía constantemente “Ten calma, amigo. Tenemos toda la tarde”. Y era cierto, pues en ocasiones la noche los abrazaba sin poder seguir más en la calle.

Ambos caminaban, con los vecinos de testigos admirando la belleza de Tobby, y Marco saludaba a sus vecinos de vez en cuando al mirar a quien lo saludaba.

-Hola, Marco –Rita, una chica guapa que tenía un perro mestizo al que bautizo “Solovino”, se acercó y saludó a Marco.

Marco la saludó con evidente alegría y dejó a Tobby andar a sus anchas por el parque. Era su costumbre y Tobby no se sentía abandonado.

Tobby dejó pues a su amo que hiciera de las suyas mientras exploraba el lugar que ya era más que conocido. Entonces notó un aroma nuevo y diferente al acostumbrado, comenzó a seguirlo entre los árboles, luego entre los hidrantes, pasó por un poste de luz preguntándose de que podía ser ese extraño y nuevo aroma. Tobby era orgulloso y no permitiría que se le escapara. Siguió sus instintos como todo buen perro.

Vio pasar a una docena de niños jugando y echándose agua, después a un par de perros que se ladraban mutuamente. Pero el aroma seguía siendo distante. Tobby corrió de un poste a otro, cruzó una calle, después dos. Solo para percatarse que aquél extraño aroma no era otra cosa que un carro de desinfección de plagas.

Para cuando lo notó, vio que estaba en un lugar completamente desconocido, calles que jamás había visto en su vida, aun que negro y blanco, sabía guiarse a la perfección de su sentido del olfato, pero esa ocasión no dejó rastro alguno de los lugares donde pasaba y Marco no estaba, pues se encontraba platicando con Rita, su vecina.

–Qué lindo perrito –escuchó a un niño. Pero hizo caso omiso y continuó en su búsqueda a su hogar. Era complicado para Tobby Recordar, el camino a casa, pronto loa noche inicio su arribo y él no estaba preparado para esa experiencia. En toda su vida, Tobby Jamás había pasado una noche fuera de casa, no sin Marco. Pero ahora las cosas se complicaban y no iba a ser sencillo.

Afortunadamente, Tobby encontró cerca de un depósito de basura, una bolsa negra con cobijas viejas y harapos sucios. Se recostó esperanzado de que Marco llegara en algún momento. “Si no me muevo mucho, el vendrá a buscarme” pensaba. El sueño terminó por aplastar a nuestro canino amigo a altas horas de la noche sin una señal de Marco.

Por la mañana siguiente, Tobby fue despertado bruscamente. Sintió un jalón muy duro alrededor de su cuello, zarandeándolo como si de un animal rabioso y peligroso se tratase. Un señor alto y fornido con un overol color blanco lo había prensado con una cadena, de esas que usan para agarrar a los perros peligrosos. Tobby no tuvo la oportunidad de ladrar y se limitó a chillar lo más que pudo, tuvo la esperanza de que alguien de los alrededores que veía el espectáculo se apiadara y lo ayudara. Eso no pasó.

El señor se llamaba Dalo, o eso es lo que su overol tenía bordado. Subió a Tobby a una camioneta blanca con un escudo de un perro feroz en un círculo rojo. Lo encerró en una Jaula junto con otros perros.

Tras varias horas de recorrió y con nuevos perros que eran agregados por Dalo, llegaron a una especie de bodega, que desde el exterior se podían escuchar ladridos y gemidos lastimeros. El lugar al entrar era nauseabundo y húmedo. Era una perrera.

Todos los perros se encontraban asustados, tensos, nerviosos. Por cada jaula había de diez a quince perros, algunos ladrándose entre sí, algunos más echados y temblando, otros traían lagañas en sus ojos como si parecieran enfermos. De vez en cuando se podía ver algunos muy bien cuidados e incluso hasta bañados, como Tobby.

Al igual que los demás perros, Tobby llegó asustado y tenso. Fue introducido en una jaula con otros 17 perros más, algunos grandes y fuertes, y otros más chicos que él, acurrucados en una esquina, tensos y tristes. De vez en cuando, Dalo junto con otros señor regordete pasaban entre las jaulas, agarraban a los perros y se los llevaban a la fuerza a un cuarto trasero del cual ya no regresaban.

Tobby tuvo que lidiar con tres perros que además de agresivos, se encontraban tensos. Terminó sangrando de dos de sus patitas y de su rabo, la trifulca acabó hasta que Dalo y su compañero los separaron con palos, dándole varios porrazos a cada uno. No era extraño, Dalo y su amigo hacían eso por lo menos unas diez veces al día.

Así pasó todo aquél día, asustado y chillando, esperando a que Marco se acordara de él. A menudo, Tobby alcanzaba a escuchar voces apacibles del otro lado de la puerta, voces de gente normal que decían:

–No pensamos que fuera a crecer tanto –y enseguida, el amigo de Dalo entraba con un San Bernardo, hermoso y bien cuidado, pero triste y asustado.

No era el primer perro grande, y seguramente no sería el último.

Por la noche, Dalo y su amigo se llevaban a varios perros, entre ellos un lindo cocker de color dorado. Hermoso en linaje, pero al igual que otros, sangrando de varias de sus extremidades. Sin duda, aquél perro había sido de casa. Movía la cola, feliz de por fin salir de aquel lugar lleno de ruido y bullicio. Los perros no regresaban, y Dalo y su amigo salían de aquel cuarto con las manos ensangrentadas y un extraño líquido color rosa.

El lugar al transcurso de la noche era todo menos tranquilo, los perros constantemente ladraban y lloraban, haciendo de aquel un espectáculo triste y desolador.

Por la mañana, todos los perros fueron rociados con agua fría desde una manguera, ese era su baño. Posteriormente, les sirvieron desperdicios de comida por debajo de las Jaulas. Tobby no comió nada, los perros de su Jaula; que ahora solo era la mitad de los que había en un inicio, siendo remplazados por otros nuevos, se la acabaron antes de poder dejar algo.

Dalo y su amigo se acercaron al San Bernardo que un día antes había llegado, hicieron algunos murmullos entre sí, y con fuerza, tomaron al perro y se lo llevaron hacía el cuarto. Tras un rato, los hombres salieron sin el perro.

El día no fue muy distinto al anterior, perros nuevos llegaban, y perros más eran encaminados a esa habitación, sin que salieran después. Gente llegaba a dejar a los perros, y solo en una ocasión un joven desaliñado pero carismático había recogido a uno que tenía una placa de identificación.

Al tercer día, Dalo y su amigo se pararon en la Jaula donde se encontraba Tobby y murmuraron:

–Ya pasaron vario días, Sam, a este perro no lo quieren –Dijo Dalo.

–Si para la tarde no viene, le daremos un “paseo” –respondió Sam, cabizbajo.

La tarde paso, y Tobby se hallaba triste y asustado, ladraba con fuerza y esperaba que en algún momento fuera Marco a salvarlo. Una Joven de mediana edad llegó por la tarde, miró con desagrado y tristeza las Jaulas y pidió a Dalo que sacara a un perro salchicha de nomás de un año de edad y se fue. Desde que Tobby había llegado, más de cincuenta perros habían llegado, y solo dos se habían ido con algún humano. Dos de cincuenta.

Dalo y Sam se acercaron a Tobby, le hablaron bonito e hicieron que se calmara, le colocaron una correa y se lo llevaron dulcemente hacía esa habitación con el ladrido el ruido a sus espaldas.

¿Sigues pensando que una perrera es la mejor opción?

Al entrar, Tobby se detuvo casi de inmediato, un extraño olor, imposible de ser percibido por los humanos lo asustó en menos de un segundo. Él había pensad que finalmente Marco había llegado. Pero solo identifico a un señor con bata blanca y guantes de látex. Los subieron a la fuerza a una fría mesa de metal y le inyectaron una sustancia rosa.

Mientras esa sustancia liquida recorría las venas de Tobby, éste miraba a varias personas a lo lejos por una ventana como golpeaban a unos detrás de unas jaulas, les daban golpes en la cabeza con un fierro viejo y posteriormente los metían en una bolsa de plástico.

Tobby comenzó a sentir espasmos en su cuerpo, la sangre la sintió caliente como lumbre y todos sus músculos se agarrotaron.

Sam cogió un teléfono posado en un escritorio, abrió los ojos preocupado y arrojó el auricular, descolgado. Fue hasta donde estaba Dalo, intercambió unas palabras y ambos se dirigieron a Tobby.

–Sí, tiene las mismas características –Finalizó Sam mirando a Tobby lúgubremente.

Pero Tobby ya no respiraba y los espasmos habían desaparecido. Su corazón se había detenido hace más de un minuto.

Su placa es su pase de vida

¿Alimento o veneno? Qué darle y qué no a tu perro

¿Cuántos de nosotros hemos cometido el grave de error de darle un chocolate a nuestro perro?, ya sea porque su tierna cara nos conquista con esos grandes ojos, o porque sencillamente no hay comida en la casa o se nos olvido traer las croquetas del súper. En lo personal a mi me ha sucedido lo primero, es tanto el amor que nos brinda con una simple mirada que no pude resistirme.

Chocolate, ¿Veneno o comida?
Chocolate, ¿Veneno o comida?

El problema no radica en si nos conmueve o no, pero hemos de tener muy en cuenta que ese tipo de aperitivos como el chocolate no es PARA NADA SALUDABLE. Yo mismo lo supe después de que sufrí como 3 días con diaria de mi fiel amigo. Y no es que diga que el chocolate es exactamente lo más nutritivo para nosotros, los humanos, pero para los perros es un veneno andante, incluso, si no tenemos cuidado, puede causarle la muerte. Bastan unos cuantos gramos de chocolate para un perro chico como un Cocker o maltés que podrían provocarles la muerte.

La explicación de este mal andante, es una sustancia llamada teobromina, que si bien no es tan toxico para los humanos, lo es para muchos otros animales, entre ellos, claro, nuestro perro.

Por lo tanto, si sientes o sospechas que tu perro ha comido chocolate, llévalo a tu veterinario de confianza. Lo último que queremos es que nuestro amigo vaya a estirar la pata.

¿Y que si le doy de mis hamburguesas o demás comida que a mí me gusta?

Toma en cuenta que el sistema digestivo de los humanos es muy distinto al de los perros, por lo que las grasas en cantidades saturadas son malísimas, causándole incluso una pancreatitis que estoy seguro no querrás ver en tu mascota, sobre todo por lo dolorosa que es tanto en humanos como en perros.

Si la familia entera está comiendo hamburguesas, Hot-dogs, o comida de ese tipo (incluso si le cocinas carne de cerdo), te aconsejo que le des cosas más saludables sin grasas saturadas. En tal caso puedes comprar croquetas en la tienda, o dale carne, pero procura en  la medida de lo posible, no saturarle las grasas quitándole aceite, pero que no se haga costumbre.

Sé que es muy duro estar en la mesa o simplemente con una bolsa de papas recostado en el sofá negarle algo a tu fiel canino, pero te aseguro que le harás un mayor beneficio  NO DANDOLE. Y aun que su mirada intente traspasarnos y retocar nuestros sentimientos, no caigas en las suplicas. Es más importante su bienestar y felicidad a largo plazo que darle comida chatarra.

Si la tentación es mucha, que no puedes evitar la mirada de tu mascota, es preferible que lo saques al patio o en su defecto enciérralo un rato en algún cuarto. Te aseguro que la experiencia de ver vomitar a tu perro por ignorancia o porque nos ganó el corazón es mucho más dolorosa que verlo pedirte con esos ojos de borrego a medio morir.

Sobre todo, y ante cualquier emergencia, no olvides llevar a tu mascota al veterinario. Verás que incluso él te regañará por ser tan “bondadoso”

Cuando tu perro muere

Es un día que nos gustaría que no llegara nunca, y menos cuando ha sido nuestro fiel a migo, que a pesar de reprendas que pudimos haberle dado, o los grandes momentos que nos hizo pasar, es un momento irrevocable, un camino por el que todos debemos pasar, y no tenemos por qué sentirnos decepcionados, ya que tú fuiste un gran amo, le diste de comer, le ofreciste un techo y lo único que recibías a cambio era un cariño totalmente incondicional.
¿Cuántos de nosotros no recordamos los grandes momentos que pasábamos con nuestros caninos amigos? De chicos a jugar y a jugar con ellos cuando no había nadie más. Ya de adolecentes a conquistar un chico o una chica,

No lo abandones
No lo abandones ni en esos momentos.

o protegernos de los brabucones de nuestras colonias. Y de grandes, una compañía que se vuelve más que en un amigo.

Es lógico que quienes aman a su mascota, cuando el momento llegue, deseamos que no sufra y que tras exhalar su último aliento reciba un descanso digno y no termine en un basurero o en medio de las calles como desgraciadamente sucede en la mayoría de los casos, lo más lamentable es que en nuestra ciudad ni siquiera está penalizado, situación que en otros países como E.U. o España si lo está.

Como sea que suceda, debemos ser fuertes. Si tu mascota muere por edad, lo recomendable es acudir a tu veterinario de confianza (o a cualquiera, la mayoría trata bien a los animales y saben que hacer) el cual te brindará múltiples opciones, como servicios de cremación o algunos más excéntricos de disecación. Tal vez lo tuyo sea enterrarlo. No está mal, pero si lo haces, procura que sea en un lugar aceptable. Muchos parques no permiten eso. Con lugares aceptables me refiero a tu patio o jardín, si es que cuentas con uno. Si no, puedes ir rumbo a la carretera y buscarle un prado o campo. Eso siempre es muy lindo y le da un escénica más espiritual.

Pero si por desgracia es atropellado en la calle, o en el peor de los casos, herido de muerte por algún desalmado o incluso por otros perros. NO LO DEJES ALLÍ. El no se merece que lo abandones en ese estado. Es innegable que el momento será duro y doloroso, pero debes de ser fuerte, como siempre en estas situaciones.

Platicaré un caso cercano a mí. Hace tiempo, uno de mis familiares contaba con un perro salchicha. Fue su fiel amigo en muchos sentidos: desde atrapar las ratas que se escabullían en las noches, hasta una inseparable amistad. Murió atropellado por un carro, y presa de la impotencia lo abandonó en medio de la calle, en un mar de lágrimas. Su padre al conocer la situación fue decidido, tomó calma y fue a donde se encontraba el pobre animal. Inerte en medio de la calle, (no era una escena bonita, para nada) y con todo el dolor de su corazón, levantó a su mascota y lo enterró en un parque cercano para que las ratas no se lo comieran. Actualmente su cadáver descansa bajo un árbol que aprovecha los nutrientes de su cuerpo.

No es fácil pasar esta etapa, y menos cuando los recuerdos son hermosos, si le has dado cariño, si le has dado techo, comida y casa, repito, no te sientas mal. En un futuro, quizá cuando tu mueras, él te proteja para pasar al más allá, asustando a todos los demonios que yacen en el rio de la muerte (Si es que existe). Piensa que el ahora está en un lugar mejor porque así es y que él te quiso mucho, ya que su cariño es totalmente incondicional.

Cómo educar a un perro a hacer del baño

A menudo hemos tenido problemas con nuestras mascotas por este problema que es bastante común, de hecho es una de las razones principales por la que los cachorros y en general los perros terminan en la calle o abandonados. Ya que si bien es cierto que los amos no educan a sus mascotas, también los hay quienes fracasan en el intento, ya sea por falta de tiempo o sencillamente porque no tienen la tolerancia necesaria.
En cualquier caso es fácil remediar la disciplina de un perro, todo se basa en una constancia que se les debe inculcar desde que son cachorros para que en la vida adulta estén acostumbrados y no nos atormentemos con esos típicos dolores de cabeza que nuestros pequeños amigos nos hacen pasar con alguna de sus gracias en lugares indebidos o en objetos que pueden ser de valor para nosotros. En donde los más afectados son los perros.

Antes que nada, tú como amo debes asignar un lugar especifico para que tu mascota pueda hacer sus necesidades biológicas: este puede ser un jardín, una parte del patio o donde tú quieras, si es en la vía publica, asegúrate de llevar siempre una bolsa y guantes para levantar las eses fecales. Si es en un jardín, puedes enterrarlas, pero debes hacerlo inmediatamente para no contaminar el ambiente.
Acostumbra a tu perro a hacer en el lugar especificado, para esto puedes dirigirlo al lugar cada vez que vaya a hacer sus necesidades. Al inicio puede costar algo de trabajo pero con el tiempo verás que aprende, incluso puedes usar palabras cortas y sencillas para avisarle a tu perro que pronto podrá hacer sus necesidades biológicas. Si estas en un departamento, puedes usar la palabra “bajar”, con el tiempo verás que tu canino amigo la identificará plenamente, tanto, que se alterará.

Para educarlo, NO se debe recurrir nunca a los golpes, ya que en un futuro tendrán miedo de atender a sus necesidades y se aguantarán, lo que provocará que en un futuro tengan problemas de riñón con un desenlace trágico, basta con que lo saques a menudo al parque o a la calle. Cada vez que logre defecar en el lugar indicado, prémialo, puedes hacerlo con una caricia, dándole algún aperitivo. El comprenderá que ha hecho algo correcto y volverá a hacerlo para recibir su recompensa.

Es importante mencionar que durante los primeros 5 meses de vida de un cachorro el animal no tiene pleno control de sus necesidades, por lo que es complicado controlar dónde se hace y dónde no.

La clave se encuentra en la textura del lugar que el perro elija para defecar u orinar. Limpia perfectamente el lugar cada vez que haga sus necesidades y verás que con el tiempo esto deja de pasar. Ellos se guían por el olfato, y es este sentido lo que los estimula. No olvides premiarlo cuando haga sus necesidades en el lugar correcto.

Hay un viejo dicho que dice “Perro viejo nunca cambia”, aquí hablamos literalmente, entre más tardes en enseñar a tu perro estos pequeños pero útiles consejos, más tardará en aprender.

No lastimes a tu amigo si de grande él se hace por todos lados, recuerda que quien lo educa eres tú, y si no has tenido la responsabilidad de educarlo de modo correcto, traerá sus consecuencias, como todo en este mundo. Anímate, no te toma más de 10 minutos al día. Has que su vida sea placentera y el te lo agradecerá con su compañía y cariño durante toda su vida.